CARGADORES 2023 31 RAÚL TÁRREGA Las empresas cargadoras nunca han tenido las cosas fáciles, pero en los últimos años, con la crisis financiera de 2008, la pandemia sanitaria y las consecuencias derivadas del conflicto en Ucrania, su escenario es, cuanto menos, muy complicado. Los cambios en el comercio internacional en Europa, como consecuencia del Brexit, ha marcado en los últimos años las relaciones comerciales entre los países de la Unión Europea y Reino Unido. Su salida de la Unión Europea introdujo nuevos controles fronterizos y regulaciones aduaneras, que han afectado a la fluidez del comercio, generando retrasos y complicaciones en los puertos y puntos de entrada de mercancías. Incluso hubo empresas de transporte de mercancías por carretera que dejaron de trabajar en esta ruta comercial. En este escenario, el estallido de la pandemia sanitaria provocada por la COVID-19 trajo consigo restricciones de movimiento, cierres de fronteras y una disminución en la producción y la demanda de mercancías, con la consecuente afectación sobre los ingresos y las cuentas de resultados de las empresas cargadoras. Tras el levantamiento de las restricciones, hubo un giro de 180 grados: congestión portuaria, falta de espacios de carga y una demanda tan elevada que en ocasiones no pudo ser satisfecha, con fletes por las nubes y un servicio de transporte marítimo que algunas asociaciones no han dudado en calificar en numerosas ocasiones como deficiente.
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